Cada consulta del cliente, es un encuentro único. Mis sentidos se amplifican y comienza la danza de la comunión. Los peldaños por los que subo hacia una nueva compresión son la astrología, la numerología, la cábala, la muy actual bioneuroemoción, etc.. Mi función desde hace casi tres décadas es decodificar la extraordinaria información que brinda el inconsciente. En la sesión, las razones sobre las inquietudes del consultante ocupan sólo un pequeño espacio de tiempo y atención. El inconsciente arrasa con principios, conceptos y sale ganando con la entrega más fiel que pueda hacer el alma. Escucharlo y traducirlo es mi trabajo. Por medio del tarot que son figuras llenas de símbolos muy similares al lenguaje que maneja el inconsciente, voy interpretando, respondiendo y sembrando las semillas de una nueva visión en la conciencia del cliente.

Una sesión puede llevar un par de horas o mas. Al poder observar una situación desde estos tan maravillosos estudios, los resultados tienen “un sin saber” mágico, estimulante y con vigor renovador para el que vino a conocerse. Resulta ser que el camino de vuelta a casa es una poderosa limpieza de percepción que nos permite comprender el sentido de lo que estamos enfocando sin tener que fragmentarlo, o sea con paz.
Nuestra desconstrucción es tan amorosa como la misma música de las estrellas.

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