CORAZÓN ROTO

Todos conocemos el poder intrínseco del corazón. Tiene tantas funciones el corazón que va desde motor y bombeador hasta coraje, amor y divinidad.

Pero se rompe, y naturalmente a casi todo el mundo. Y curiosamente, esto ocurre por muchos motivos, por ver un animal herido, por escenas de dolor, por amor, en fin… por muchos motivos. Pero se nos rompe y listo.

Y ahora qué?. Lo dejamos roto hasta desnutrirlo con nuestra depresión, generamos un programa mental de razones para no sentir, rellenamos con botox cada surco?. Imaginación sobra, comercio también.

Vamos al grano: un corazón roto es fracaso. Y como humanos mejor entender que el falso orgullo, la arrogancia, negación, o lo que sea que tape el fracaso, es estúpido, es errado. Roto es ruptura y esto es desunión, y por eso se sufre, porque nuestra esencia es unión y punto.

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Primeros auxilios inteligentes:

Aceptar esta rotura en paz, y aunque duela prestarle atención como lo más preciado de nosotros.

No parlotees, te lamentes, enojes o lo que sea, porque así se desatiende el corazón.

Ahora lo sentís, y sin juzgar las causas te comprometés a sanarlo.

Hoy te levantás de la caída y ayudás a otros que sufren del mismo mal.

No te preocupes por ir en busca de “enfermos cardíacos emocionales”. Tu tarea es estar atento a escuchar. Y con sorpresa los efluvios del corazón roto del otro, vas a percibirlos. Acompañá y escuchá, y si es posible despedite con un apretón de manos o un abrazo.

Moraleja: pasale la misma receta a esa persona.

Buena suerte y beso, Gaby.

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